[Especial] La Guerra de los Mundos|Cuando nadie estaba preparado

La guerra de los mundos especial libro HG Wells
La novela donde comenzó todo

Hablar de la guerra de los mundos es hablar de una de las obras de ciencia-ficción más influyentes de la historia. No exagero. La obra del autor H.G. Wells ha supuesto un impacto significativo en el ámbito de la metafísica (el espacio indefinido entre la tesis científica y la filosofía).

La NASA hoy examina el vasto universo buscando indicios de vida, preparando un protocolo de primer contacto alienígena, debatiendo los motivos por el cual seres avanzados e inteligentes no han contactado todavía con nosotros. Pero aún más, incluso debaten que de haber hay vida en otros lares, qué “tipo de vida” esperan encontrar. ¿Se han extinguido ya esos seres con los que sueñan? ¿O la vida no les ha dado todavía la forma con la que ganarán su capacidad de raciocinio? El tiempo no transcurre igual en todo el universo y la vida no tiene por qué haber sido creada en el mismo momento.

Estas preguntas (que no obtendrán respuesta a corto plazo) las planteaba Herbert George Wells cuando escribía la novela la guerra de los mundos, allá por 1897. Preguntas que, para finales del siglo XIX, no se hacía la comunidad científica, sino que planteaban otras hipótesis que hoy nos resultan cómicas o pura majadería.


Un hombre adelantado a su tiempo

Ya por aquel entonces se hablaba sobre la posibilidad de que Marte albergara vida. Admitieron haber visto surcos sobre la superficie del planeta y que servían para desviar el agua a zonas más pobladas.

Se suponía que el mundo del dios de la guerra estaba llegando a su fin. Al ser un planeta más pequeño que la tierra, el enfriamiento del manto terrestre sería un proceso más acelerado que en la Tierra. Por lo tanto, siendo este un mundo donde la vida se habría engendrado antes que en el nuestro, pero también, más cercano a su final.

Se pensaba que los marcianos estaban librando una batalla para sobrevivir, al construir canales para desviar el agua desde los casquetes polares hasta las regiones más desérticas. La teoría de mega construcciones artificiales vino acompañada de los estudios del momento, en el que se observaban trazados sobre su superficie, pero que finalmente se debieron a ilusiones ópticas ocasionadas por la lente del telescopio.

También se pensaba que el color de marte se lo otorgaba la flora marciana. Un planeta moribundo, frío, seco pero repleto de vegetación rojiza. Varias teorías que en años posteriores (mucho más adelante) se demostrarían incorrectas.

Pero estas indagaciones y preguntas sin respuesta alimentaban la fantasía de H.G. Wells, que siendo utópico y un satírico de la sociedad inglesa, planteaba un escenario bélico que hoy día aún tiene repercusiones en el colectivo imaginario.

Planeta Marte canales
Los canales de Marte fueron un tema serio, tanto que se dibujaron mapas, incluso.

Los marcianos invaden la tierra

Bajo la imposición imaginativa del gremio astronómico, Wells fue un paso más allá sobre la hipótesis de que los marcianos estuvieran en serios apuros. Si tan avanzados estaban biológicamente hablando, la avanzada evolución de su especie habría afinado su intelecto a cotas inimaginables para el ser humano y, por ende, siendo creadores de artilugios con fines inalcanzables para nosotros.

¿Llegar a otros planetas? Por aquel entonces, la humanidad apenas podía soñar en alcanzar la luna, pero en la mente de Herbert, los marcianos tenían la tecnología para viajar distancias de 250 millones de kilómetros.

A partir de este punto, la mentalidad de su autor puede llegar a dar hasta miedo por su exactitud histórica con lo que debía de llegar en un futuro.

Los marcianos llegaban en “cohetes”.

Los visitantes llegaron a nuestro mundo por la necesidad de supervivencia. Marte estaba moribundo, mientras que la Tierra estaba repleta de vida, agua y fauna. Llegaron dentro de cilindros, enormes y relucientes, que se clavaban en el suelo como dardos envenenados. Quienes tuvieron la fortuna de observar su “despegue” desde marte a través del telescopio, podían observar una explosión de gas verde en su superficie, seguido de una larga estela verdosa que se elevaba por kilómetros hasta que se hacía «invisible».

El primer cohete no se inventaría hasta 1926, mientras que la novela se publicó en 1898. Por lo tanto, Wells no usa el término «cohetes» en ningún momento, ¡porque no existían! Sin embargo, él ya imaginaba este sistema como medio de transporte espacial, incidiendo en la mentalidad de la gente de la época, una imagen aberrante, errónea y fuera de lugar… Era el principio de un horror que aún debía describirse.

Cilindro la guerra de los mundos woking
Cilindro en el que llegaban los marcianos. Anterior a la existencia del cohete.

Monstruos andantes de reluciente metal

Aún faltarían años para que el hombre llegase a la luna y pudiéramos observar los efectos gravitatorios en nuestro ser, pero George ya se planteaba ese aspecto como un problema tangible entre mundos.

Los marcianos debían afrontar el problema de que pesaban 3 veces más que en su mundo de origen. Son lentos y pesados, por lo que su plan para erradicar a la humanidad dependería de máquinas.

No sé si fue premeditado u ocasional, pero Wells supo añadir un concepto de terror como anunciante de muerte y desgracias: los trípodes.

Por aquel entonces no existían carros blindados temblando el suelo con su avance, ni dirigibles conquistando los cielos con su presencia, pero Wells añadió su propia máquina que mezclaba ambas sensaciones. Hacían retumbar el suelo con sus pasos y su elevado tamaño sobresalía por los tejados de las casas, siendo visibles desde la distancia. Además, estaban recubiertos de metal por entero, y brillaban mortalmente con el sol. Eran capaces de aguantar impactos de artillería y nada parecía detener su avance.

En comparación con las brigadas de soldados que debían acarrear cañones pesados, sacos de pólvora y munición, los marcianos se movían con gran rapidez, volteaban en la dirección deseada al instante, cambiaban de rumbo sin esfuerzo y ofrecía una impresionante defensa, pero también, una capacidad ofensiva mayor que un cañonero naval.

Tripodes la guerra de los mundos
Los trípodes marcianos se ven desde lejos, pero su presencia ya denota horror.

Un arma silenciosa y mortal

Aún quedaban años para que estallase la primera guerra mundial y diese lugar a algunos de los horrores que marcarían época en el siglo XX, sin embargo, Wells ya diseñaba la primera arma química mucho antes de que existiera.

Los marcianos tenían la capacidad ofensiva de lanzar una espesa nube oscura que quedaba flotando sobre el suelo por largo tiempo, ahogando y asfixiando a quien lo respiraba. Wells describía que cuando el gas tóxico tocaba el suelo, los gritos, los disparos y el barullo, desaparecían al poco rato para dar lugar a un silencio mortal.


Mazinger Z lo tenía

Hoy nos parecería cómico ver los dibujos de la Warner, donde el bueno del marciano saca una pistola desintegradora de átomos para deshacerse de Bugs Bunny. Lo cierto es que la idea típica de un marciano con un arma semejante, viene de la novela “la guerra de los mundos”. Como antes, no se usa la palabra «láser», porque ni pensamientos de que pudiera hacerse realidad una cosa así, pero Wells describe un arma capaz de estallar en fuego todo aquello que toca.

Sirviéndose de espejos y embudos, concentran un potente calor en la recámara de su arma para ser lanzado de manera invisible hacia el objetivo. Un humano arde en cuestión de segundos, el agua hierve en ebullición, los cristales se derriten y los adoquines se vuelven carbón. Nada sobrevive al rayo de calor.

La guerra de los mundos tipodes ataca londres
El rayo de calor destruye todo lo que toca

Monstruos de otro mundo

He hablado de las máquinas y su tecnología, pero lo que estaba avanzado no solo era la maravilla tecnológica que se había desarrollado en Marte, también aquellos seres presentaban una evolución mucho más adelantada al ser humano.

Se describe a los alienígenas como bultos de carne palpitante, sin extremidades y escasos rasgos faciales. Se suponía que la tecnología marciana había invadido muchos aspectos de la vida de los marcianos como para que la evolución les permitiera prescindir de piernas o brazos. Solo eran intelecto y órganos vitales.

Además, aquellos seres no eran mamíferos. La vida en Marte se había desarrollado de otra manera y la especie dominante había sido otra. No tenían sexo. No sentían la atracción por un homónimo opuesto. La supervivencia de la especie estaba regido por otra conducta de reproducción más parecido a la mitosis.

Tampoco tenían órganos gástricos. No tenían estómago ni intestinos. La renovación de la sangre que fluía por su cuerpo no la lograban ingiriendo alimento, sino haciendo trasfusiones de sangre de otros seres. En este caso, la humana.

Aquellos que sobrevivían a la barbarie de los trípodes eran capturados y se les mantenía vivos hasta que les extraía toda la sangre, que era cuando morían.

Marciano la guerra de los mundos
Si alguna vez tuvieron forma humanoide, esta desapareció cuando el humano comenzaba a caminar.

El impacto perdura hasta hoy día

A finales del siglo XIX, la gente creía que de recibir la visita de marcianos, no sería muy diferente a recibir la visita de un extranjero de la india. Otro ser humano, con otra vestimenta, lenguaje y cultura, pero semejante a la forma de Dios.

Wells quiso entender que la vida en otros planetas podía haberse desarrollado de diferente forma, que algunos podían haber surgido mucho antes que en la Tierra y, por lo tanto, teniendo ventaja sobre nosotros. Poniendo en tela de juicio la obra de Dios en el universo o, más bien, la obra del ser humano como la predilecta de Dios.

Wells describió escenarios de devastación y éxodo masivo, gente corriendo a ninguna parte, acertando de pleno sobre la conducta de una sociedad diezmada en los sucesos que ocurrieron en el futuro con la primera y la segunda guerra mundial.

Desde que se publicara este libro (1898), hemos sido bombardeados con muchas historia de invasión alienígena en las que el ser humano se ha visto en inferioridad tecnológica, desarrollo y conocimientos. La industria del cine ha sido la mayor explotada, pero no solo de entretenimiento vive el ser humano: las hipótesis y objeciones que H.G. Wells plasmó en su libro, aunque basadas en una ciencia desestimada, aún siguen vigentes en la comunidad científica del siglo XXI.

“La guerra de los mundos” es, por lo tanto, no solo una obra literaria de enorme entretenimiento, es también una crítica social a la Inglaterra preponderante y confiada de entonces. Es un ataque a la consciencia humana e invita a un acto de reflexión sobre lo divino y lo virtuoso. Un libro repleto de hipótesis metafisica que todavía perdura en algunos sentidos.

Si algo nos enseña esta novela es que, aunque el ser humano consiga conquistar otros mundos y estos esten en apariencia deshabitados, debemos tener sumo cuidado con las microscópicas criaturas que pululan y se multiplican en las gotas de agua. Y esta es una lección que tiene que ver con el desenlace de la novela y que te invito a descrubrirlo por ti mismo, si no lo conoces ya.


¿Sabias que...?
En la novela, a pesar del avance tecnologico de los marcianos y su superioridad, nunca descubrieron la rueda. Todas sus máquinas consiguen moverse a través de cojinetes de fricción.

Por si te lo habias perdido...

La Guerra de los Mundos sirivió de inspiración para desarrollar un famoso videojuego en 1978...


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